Bulgari un recorrido deslumbrante
Muchas historias sobre los orígenes de grandes firmas de joyería comienzan con joyeros o emprendedores que dejan su lugar de origen e inician su negocio en un país extranjero. Tal es el caso de Sotirios Voulgaris que nació en 1857 en la localidad de Paramythia, al noroeste de Epiro (Grecia). Sotirios, se formó en el manejo de los metales preciosos bajo la atenta mirada de su padre, Georgis, quien provenía de una antigua familia de plateros. Tras un devastador incendio en su pueblo, padre e hijo tuvieron que trasladarse a la isla de Corfú, en donde abrieron un pequeño taller en la planta baja de una casa para confeccionar collares, pulseras, hebillas y cinturones. Pero en 1880, Sotirios decidió seguir su propio camino, cambiar su nombre a Sotirio y emigrar a Italia con tan sólo unos pocos dólares en el bolsillo. Después de desempeñarse en varios trabajos relacionados, gracias a su increíble habilidad, abrió su propio taller en 1884 en la Via Sistina, Roma.
Ya en 1905 gracias a la ayuda de sus dos hijos, Costantino (1889-1973) y Giorgio (1890-1966), la tienda se trasladó a una de las calles más emblemáticas y selectas de la capital italiana, la Via Condotti (local que aún permanece como sucursal emblema de la firma). Se cree que la denominaron “Old Curiosity Shop”, tomando el título de la novela de Charles Dickens, con el objetivo de captar a los turistas británicos y estadounidenses. Pronto, el lujo y la distinción de sus creaciones adquirieron popularidad y personalidades de la talla de Gary Cooper o los príncipes de Mónaco se convirtieron en asiduos compradores de sus piezas.
Ya en 1905 gracias a la ayuda de sus dos hijos, Costantino (1889-1973) y Giorgio (1890-1966), la tienda se trasladó a una de las calles más emblemáticas y selectas de la capital italiana, la Via Condotti (local que aún permanece como sucursal emblema de la firma). Se cree que la denominaron “Old Curiosity Shop”, tomando el título de la novela de Charles Dickens, con el objetivo de captar a los turistas británicos y estadounidenses. Pronto, el lujo y la distinción de sus creaciones adquirieron popularidad y personalidades de la talla de Gary Cooper o los príncipes de Mónaco se convirtieron en asiduos compradores de sus piezas.
Con el pasar de los años, los dos hijos del fundador fueron desarrollando un profundo interés y experiencia en piedras preciosas, joyas y relojes, tomando poco a poco las riendas del negocio. La elegancia, el atractivo y el inconfundible estilo de las piezas, sumado a la combinación armoniosa de colores y materiales hicieron que la marca adquiera prestigio entre la clientela local, acaudalados turistas extranjeros y diferentes estrellas de cine.
En 1932, el hijo de Sotirio, Giorgio, crea para su futura esposa el anillo “Trombino”, uno de los modelos más exitosos de Bulgari, constituido por una gema cuadrada sobre un piso de diamantes con otros más grandes dispuestos en forma horizontal para valorizar la piedra. “Una joya Bulgari se reconoce como un traje Chanel”, escribía la prensa de entonces.
Dos años después de la muerte de Sotirio (1932), el local de la Via Condotti fue ampliado y reformado, reinaugurándose el 9 de abril 1934. El mismo tuvo tanto éxito que tanto su fachada como su interior sirven en la actualidad para ilustrar la entrada “negocio” en la más importante enciclopedia italiana. La tienda fue rebautizada como “Bulgari” (que es una versión fonética del nombre de Voulgaris). Si bien en un principio se escribió con “u”, se fue reemplazando la “u” por la “v”, emulando la escritura de la antigua Roma, en un intento de reforzar las raíces griegas de la firma.
Uno de los símbolos clave de la joyería de Bulgari es la elipse. Ésta, comenzó a aparecer en las colecciones de finales de los sesenta y se ha ido volviendo a introducir y reinterpretando en colecciones posteriores. Entre los logros de la casa se cuentan haber popularizado el uso del oro amarillo y la combinación, precursora, de piezas antiguas en arreglos modernos. Pero si en algo ha sido pionero Bulgari ha sido en el acierto de mezclar piedras preciosas. A la firma se le adjudica ser la primera que se lanzó a intercalar rubíes, esmeraldas y diamantes en una mismo diseño, todo un avance en la alta joyería de aquel entonces.
En la década del 70, con el crecimiento de su fama internacional, Bulgari inició su primera fase de expansión global con la apertura de tiendas en Nueva York (la primera en el extranjero), Ginebra, Montecarlo y París.
El 2013 ha sido el año de la serpiente según el zodíaco chino, y la firma lo celebra con una colección especial dedicada a este motivo denominada “Serpenti”. La serpiente era símbolo de inmortalidad y de juventud eterna en la antigüedad greco-romana y por ello, en honor a sus orígenes helénicos, es que se puede encontrar en varias colecciones de la casa. Aprovechando la coyuntura, Bulgari decidió decorar la fachada de su tienda neoyorquina de la Quinta Avenida con una enorme serpiente luminosa de sesenta y dos metros de largo. Desde 1940, año en que la marca lanzó su primer reloj-pulsera de serpiente, la imagen del reptil es un motivo recurrente en sus piezas.
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